Ya hemos hablado de la importancia de uso de herramientas de email marketing en otras ocasiones, pero hoy queríamos ir más allá, pues está claro que, como prácticamente todo en la vida, no es suficiente con "hacerlo" sino que además hay que "hacerlo bien".
En muchas ocasiones ocurre que, tras haber tomado la decisión de empezar a usar email marketing en nuestro negocio y habernos lanzado de cabeza al uso de newsletters y correos masivos nos damos cuenta de que el resultado no es el previsto. Pronto cunde el desaliento y surge la pregunta ¿Qué estoy haciendo mal?
Tasa de apertura
Es justo en este momento donde entra en escena el concepto de "tasa de apertura", pues resulta vital que ésta sea buena o, para empezar, que llegue al mínimo aceptable. Dicho de otra forma, de poco sirve enviar cientos de correos electrónicos si luego no lo vas va a leer nadie.
Esta tasa es una medida esencial en el mundo del marketing electrónico y básicamente nos está indicando el porcentaje de emails que se están abriendo:
tasa de apertura = emails enviados / emails abiertos
Por ejemplo, si enviamos 1000 correos electrónicos a los suscriptores de nuestra newsletter y se abren 200 de ellos, tendremos una tasa de apertura de un 20%.
Lógicamente es imposible pensar en ratios del 100% y valores cercanos a esto serían prácticamente utópicos, pues se estima que la media general es de un 20%.
¿Por qué no abren mis emails?
Las razones pueden ser muy diversas y aunque un usuario se haya suscrito voluntariamente a tu lista de distribución, puede que con el tiempo haya dejado de interesarle, ya sea por que el contenido no era de la calidad que esperaba, o que simplemente se trataba de un tema por que el mostró interés en un momento puntual pero fue algo pasajero (Todos hemos tenido principios de nuevas aficiones que al final no han terminado de cuajar).
Quizá, sólo con leer el asunto del correo, el usuario ya ha deducido que su contenido no le va a parecer lo suficientemente interesante para invertir parte de su tiempo en él.
Otros muchos emails seguramente terminarán en la carpeta de SPAM de nuestros suscriptores y estos ni si quiera sabrán nunca que les han llegado.
¿Que puedo hacer para evitar esta situación?
Aunque sea una obviedad, es evidente que lo que hay que lograr desde el primer momento es que el destinatario de nuestros mensajes no pierda el interes en ellos, y para eso no nos queda otra que crear contenido de calidad y útil para el suscriptor, y además mantenerse en el tiempo. Aunque resulta fácil de decir, se trata de una ardua tarea.
Para evitar que un mensaje sea desechado sin siquiera abrirlo, deberemos usar asuntos con gancho y con el tirón suficiente para que el usuario "necesite" saber más. Merece la pena emplear un poco de tiempo pensando en cual será el título perfecto para nuestro próximo newsletter.
Deberemos insistir en que el destinatario incluya nuestra dirección de correo en su lista blanca, pues hay que evitar a toda costa acabar en la carpeta de correo basura.
Y, por último, pero seguramente lo más importante, hay que tener en cuenta el origen de nuestra lista de suscriptores, pues sólo si estos se han dado de alta de manera voluntaria en nuestra newsletter se podrá lograr una buena tasa de apertura. Es por ello que de poco sirve obtener suscriptores sin ton ni son o con métodos poco legítimos. La calidad de nuestra base de datos influye, y mucho.
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